jueves, 30 de septiembre de 2010

Nox

Podemos crearnos miles de caminos, pero el final siempre es el mismo... desconocido.

Podemos llorar todo lo que queramos, y aún así el tiempo no va a volver para atrás.

Cuando somos chicas, nos vestimos como nuestras madres y hacemos que todos nuestros juguetes y hermanos pequeños (hasta el momento en que te dejan de ver como alguien respetable) sean tus hijos, pero cuando somos grandes nos olvidamos de que era un juego.

Los momentos, las acciones, determinan lo que seremos. Miedos que se transforman en pesadillas todas las noches, libros que secan lágrimas y palabras que crean obsesiones.

Soñamos con un futuro que vive en continuo cambio, en donde Papá Noel se transforma en un buen trabajo y el Príncipe Azul en el chico que se sentaba callado en la clase de Francés.

No somos nada más que una huella que el mar lentamente va borrando.






Septiembre es un mes triste que encierra en una brecha de dos semanas los conceptos y vida y muerte como si uno hubiese desencadenado el otro.

Es un mes de sequía, en donde la musa se toma vacaciones y Andrés dura más que una semana, donde los te quiero nunca son suficientes y siempre encontrás en tu bolsillo algún beso olvidado.


En fin, es la peripecia en el camino del héroe sin el conocimiento de que alguna Penélope nos espera deshojando margaritas.


Un mes de elecciones, en donde está en cada uno ver el vaso medio lleno o medio vacío.





La vida se hace más corta de lo que realmente es y, como un balde de agua, te enfrentas a la ridícula idea de que tal vez, solo tal vez, no vivas para siempre.

Dejaste de ser una persona para convertirte en un ciclo de acciones y consecuencias que determinan tu estadía por este mundo. Corazones rotos, llamadas no contestadas, amigos olvidadas y sueños flotando por el cielo porque no fuiste lo suficientemente valiente como para saltar para alcanzarlos.


La comodidad de la reputación y las medallas ganadas en historias que ni siquiera son nuestras nos dan más felicidad que un segundo de adrenalina.


No encontramos más cobijo que el de nuestra propia mente porque para que el mundo no te vuelva loco, tenés que desafiar a la lógica vos solito, aferrándonos a aquellas pequeñas cosas que nos hacen acordar a lo que era ser feliz hasta que por la calle te llamen Señora de Potter.






Sales temprano de la oficina para ir a tomar un café con la muerte, quien te guiña un ojo con esa soberbia que solo tiene aquel que sabe algo que vos no.


Y te preguntas, mientras tu mente baila entre las nubes y se divierte con unas manos que tocan el piano, si hasta Dumbledore tuvo su final, ¿por qué vos no?. Un personaje que tenía la opción de ser inmortalizado para siempre, decidió ser tan humano como cualquiera de nosotros. Si él quiso seguir y enfrentarse con un "No te tengo miedo" a lo que deja sin sueño por las noches a muchos, ¿por qué vos no?.


Pero... ¿después? ¿Qué quiero ser después? Fácil, vivir en la imaginación de un artista. Ser una canción, los acordes de una guitarra y hasta el celeste en la paleta de un pintor. Correría sobre las olas de la Costa Malfitana mientras alguien imagina un final feliz para mi historia e incluso la lágrima de un tenor mientras ejecuta los últimos cuatro tiempos de la opera de Verdi. Sería todo eso y cada una de las nubes del cielo, tal vez la lapicera de algún Benedetti o Cortázar, ¿y quien dice que no puedo ser la primera rosa que un muchacho le regale a su enamorada? Viviría y moriría solo para poder volver a vivir.

¿Y lo mejor de todo?

Haría todo esto en Septiembre.

Viviría en Septiembre.




¿Por qué?

Porque no necesito otra vida para saber que elecciones voy a tomar en esta.





2 comentarios:

  1. Es el agridulce de la vida, una de cal y otra de arena, vamos hija, el comienzo está a la vuelta de la esquina, y el final lo ponemos nosotros
    B r a v i s s s i m o !!!!!!!

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  2. Sería todo eso y cada una de las nubes del cielo, tal vez la lapicera de algún Benedetti o Cortázar.

    :)

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